Una simple y codiciosa fiebre mercantil


Por: María Del Mar Narváez

El 17 de julio se inició un paro por parte de mineros artesanales en 32 departamentos en el país, ellos exigen al gobierno garantías para ejercer su oficio, esto implica acuerdos que legalicen la llamada “minería ilegal”, abolir decretos que permiten a la policía destruir maquinaria de explotación, incluir a la minería artesanal como forma legal de trabajo de muchas personas, el acceso a licencias legales para la explotación de la tierra, y no criminalizar la minería artesanal como “camuflaje” de negocios ilícitos en el país. Además señalan que si las grandes multinacionales extranjeras tienes todos los permisos requeridos para la explotación de tierra, por qué la minería artesanal colombiana no los posee?.






El paro minero tiene bloqueada la carretera que comunica a Medellín con los departamentos de Córdoba y Sucre, lo que ha generado la retención de camiones que trasladan productos consumibles a ambas partes del país, lo cual tiene como consecuencia la pérdida de comida, la retención de transporte público y las masivas manifestaciones violentas en algunos municipios. Se han efectuados varios diálogos con el gobierno, pero no se ha llegado a un acuerdo que beneficie a las partes. Sin embargo los diálogos no han mitigado el paro sino que aumenta el número de afectados, por ejemplo, el gremio de conductores está mostrando sus inquietudes debido a que llevan varios días inmovilizados en la vía.

¿Qué está pasando con las medidas que debe tomar el gobierno para llegar a acuerdos con la ciudadanía?, no se puede dejar de protestar porque es un derecho, no obstante, el dialogo debería solucionar el conflicto pero al parecer en este caso no ha tenido éxito. Son diversas las manifestaciones en el país, desde el 11 de junio se lleva a cabo un paro en la zona del Catatumbo, y en el Bajo Cauca los mineros artesanales, todas estas protestan generan caos en municipios, corregimientos y veredas que dependen económicamente de esas carreteras cerradas por manifestantes. Paros mineros que reprimen el sustento diario, paros armados que ejercen control sobre el territorio, ¿qué está pasando en el otro lado del país? El gobierno parece haber olvidado que esto también es Colombia, se necesita atención, se necesitan controles, se necesitan políticas, se necesitan acciones.

Ahora bien, volviendo al tema de la minería, es verdad que es un sustento para muchas personas, el dilema está en las múltiples perdidas ambientales que ha acarreado esta actividad en el país, y no solo hablo de la mina artesanal, las multinacional o transnacionales han consumido nuestros recursos, han explotado nuestras tierra y han generado mayor índice de pobreza, aun así existen algunos que creen que las minas generan desarrollo, un desarrollo sin conciencia verde no existe, pero no una publicidad verde disfraza de conciencia, hablo de un eficaz cuidado de nuestra fuente de vida: la naturaleza.

De qué sirve que se extraiga de varias hectáreas de tierra 5 millones de pesos en oro, si se requiera más de 5 millones de años para recuperar ese suelo lleno de químicos y mercurio – que tanto daño nos hace- que no volverá a ser verde como antes. Y no digan que sembrando eucaliptos contrarrestan el daño ambiental que generan las minas, esa planta no produce frutos consumibles para humanos y animales, al contrario mantiene el suelo ácido.  Es aquí donde nos toca cuestionar: ¿será que le conviene a un país tan rico en bio-diversidad firmar un acuerdo para legalizar la destrucción de las tierras?, ¿qué hacemos para proteger nuestra vida?, ¿será que una simple y codiciosa fiebre mercantil como la minería justifica la destrucción la riqueza más grande (gratis) que tenemos los seres humanos, la vida?

Tal vez esos interrogantes los resolvamos más adelante, pero la idea es ir buscando la respuesta, para informarnos un poco, aquí les dejo un capítulo de Contravía con Hollman Morris sobre la minería en Colombia.


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